lunes, 18 de octubre de 2010

Intentando romper la maldición de mi Blog

Hace un par de días, semanas quizás, escuchaba hablar de la inspiración y me puse a pensar en ella. ¿Qué será lo que nos inspira?.

La pregunta suena sencilla, pero de verdad, ¿cuáles son las razones que nos llevan a hacer lindas cosas, cosas que nos llenen el tiempo de ocupaciones felices y de pequeños legados?. Hace unos meses podía enumerar un par de rituales infalibles, pero ya tengo desde julio que no escribo, así que supongo que la cosa no es tan constante.

Ya van varios días buscando algo de donde agarrarme para escribir lo que sea y aunque aquí estoy golpeando las teclas, me está costando un mundo encontrar las palabras justas.

La inspiración… ¿Una palabra o un nombre propio?... Un segundo lleno de tantas cosas, una buena canción en el momento indicado, un lugar… Tal vez millones y millones de cosas ya vistas o que me faltan por ver, por conocer.

¿Será eso? ¿será que debemos ser cultos, cultos, muy cultos para que la inspiración nos toque?, ¿será que no debemos buscarla, sino estudiar para ser encontrados algún día?, ¿será que debemos ser “Los Elegidos” como Luke Skywalker, como Harry Potter, como Frodo, para ser encontrados?, ¿será que las musas eran sólo para la antigüedad y a nosotros nos toca mendigar inspiración?, ¿será por eso que ya no hay arte como el de antes y por eso todo es más de lo mismo?... Para mí es como un círculo vicioso. Algo que empieza mal y que no termina… Me lleva siempre al mismo lugar (o a ninguno).

Ya no aguanto mis dedos mudos y me mente en negro (y no en blanco) ahuyentando a la inspiración. No soporto la falta de colores, de canciones, de un lugar cerca de aquí y lejos de todo. Ya nada me parece importante, nada me impresiona, nada es nuevo ni emocionante. Dejé de gozar barato. Antes lo hacía, escribía sobre eso y todo muy bien. Ahora no hay nada. Lo que tenía me lo gasté en tonterías y no ahorré.

Es un problema llevar un blog. ¡Es una locura!. Si existiera un documento como el divorcio para dejar el blog, me divorciaría, lo haría sin pensar y luego me tomaría unos cócteles en nombre de lo que pudo ser y no fue, pero no puedo, sé que está ahí, igual que ayer, igual que hace meses… En el abandono absoluto.