miércoles, 19 de mayo de 2010

Creo que vi a Lucy

Después de tanto tiempo sin escribir y de tratar por todos los medios de hacerlo sin ningún tipo de éxito, llegó el día más esperado del año: 15 de mayo de 2010.


Si Lucy es un personaje, un ser con diamantes en el cielo y ojos como caleidoscopios…

Si es una musa de esas que constantemente desafía la gravedad y desaparece sin que nadie pueda detenerla… creo que la vi el sábado pasado.


El lugar se prestaba para la ocasión. Una montaña muy muy alta, muy muy verde, muy muy fría. Una neblina densa y blanca y mariposas por todos lados. La noche estaba oscura y a ratos llovía… a veces mucho, otras no tanto. Las luces hacían líneas en el aire, dibujando brillos en las nubes. Se respiraba un aire limpio y el espacio era muy amplio.


Mis sentidos estaban atentos. Mis oídos expectantes, mis ojos atentos y un poco ciegos de no ver nada. Sólo esperar con paciencia y de la nada ahí estaba el sonido de sus seis cuerdas… impecables.


Todo era tan perfecto que me daba angustia recordar que no puedo formar parte de algo tan puro y que aunque trate de comprender por todos los medios, casi sufriendo de ignorancia, nunca voy a entender el pentagrama. Admirable y dulcemente doloroso. Como siempre me han gustado las cosas. Yo estaba feliz y sin embargo lloraba.

Explosiones de luciérnagas, destellos por todos lados y una chispa me encendió. Yo estaba sostenida en el segundo perfecto y justo ahí, sin moverme, recibía sin remedio todas las imágenes que venían a mi mente.


Al día siguiente me desperté queriendo recordarlo todo, de poner sobre un papel cómo es que había visto a Lucy y cómo ella me había mostrado el camino hacia la luz, pero me quede en stand-by. Cuando quise incorporarme, ya todo se había ido.


Me parece que vi a Lucy. Todavía no sé si fue una ilusión.

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