lunes, 18 de octubre de 2010

Intentando romper la maldición de mi Blog

Hace un par de días, semanas quizás, escuchaba hablar de la inspiración y me puse a pensar en ella. ¿Qué será lo que nos inspira?.

La pregunta suena sencilla, pero de verdad, ¿cuáles son las razones que nos llevan a hacer lindas cosas, cosas que nos llenen el tiempo de ocupaciones felices y de pequeños legados?. Hace unos meses podía enumerar un par de rituales infalibles, pero ya tengo desde julio que no escribo, así que supongo que la cosa no es tan constante.

Ya van varios días buscando algo de donde agarrarme para escribir lo que sea y aunque aquí estoy golpeando las teclas, me está costando un mundo encontrar las palabras justas.

La inspiración… ¿Una palabra o un nombre propio?... Un segundo lleno de tantas cosas, una buena canción en el momento indicado, un lugar… Tal vez millones y millones de cosas ya vistas o que me faltan por ver, por conocer.

¿Será eso? ¿será que debemos ser cultos, cultos, muy cultos para que la inspiración nos toque?, ¿será que no debemos buscarla, sino estudiar para ser encontrados algún día?, ¿será que debemos ser “Los Elegidos” como Luke Skywalker, como Harry Potter, como Frodo, para ser encontrados?, ¿será que las musas eran sólo para la antigüedad y a nosotros nos toca mendigar inspiración?, ¿será por eso que ya no hay arte como el de antes y por eso todo es más de lo mismo?... Para mí es como un círculo vicioso. Algo que empieza mal y que no termina… Me lleva siempre al mismo lugar (o a ninguno).

Ya no aguanto mis dedos mudos y me mente en negro (y no en blanco) ahuyentando a la inspiración. No soporto la falta de colores, de canciones, de un lugar cerca de aquí y lejos de todo. Ya nada me parece importante, nada me impresiona, nada es nuevo ni emocionante. Dejé de gozar barato. Antes lo hacía, escribía sobre eso y todo muy bien. Ahora no hay nada. Lo que tenía me lo gasté en tonterías y no ahorré.

Es un problema llevar un blog. ¡Es una locura!. Si existiera un documento como el divorcio para dejar el blog, me divorciaría, lo haría sin pensar y luego me tomaría unos cócteles en nombre de lo que pudo ser y no fue, pero no puedo, sé que está ahí, igual que ayer, igual que hace meses… En el abandono absoluto.

jueves, 12 de agosto de 2010

Wow

No escribo desde julio.

Qué chimbo!
:(

martes, 13 de julio de 2010

Mandamiento #8 para sacarme de quicio

La gente metiche!!!!!

Si no tienes nada bonito que decir, mejor cierra la bocota... Créeme, es muchísimo más fácil.

lunes, 28 de junio de 2010

Los Más mejores humanos

Seeeeeeh, ya sé que frases como “más peor” y “más mejor” están mal, que no se dicen. También sé que la Real Academia debería tener una policía de la escritura que sancione este tipo de atrocidades y que mis profesores de la gran Escuela de Letras de la UCAB se sentirían defraudados si me vieran cometiendo semejante error, sin embargo yo tengo una explicación para este extraño lujo y quisiera compartirlo.

En este mundo hay muchas muchas cosas, entre esas agencias de publicidad (grandes, pequeñas, bonitas, tradicionales, muy muy viejas y muy muy nuevas… agencias hay y de todo tipo) a las que dedicamos la mayor parte de nuestro tiempo, cuando decidimos formar parte de este negocio.

Este post, no va dirigido a todos los tipos de agencias, tampoco a alguna agencia grande, ni siquiera a una agencia en lo que yo haya trabajado, esta vez mis letras irán dirigidas a una agencia pequeñita, a esa casita que, por fuera, no se parece en nada a una agencia, pero en la que, por dentro, se hace un trabajo increíblemente arrechísimo.

Mi intención no es hablar ni del trabajo que se hace en las agencias y tampoco de la situación del país, sino de aplaudir a una gente de oro, que a pesar de haber sido víctimas de un terrible asalto, en el que seguramente un grupito de gente mala se encargó de llevarse lo que tantas trasnochadas les costó lograr, hoy se levantaron a echarle las mismas piernas que siempre.

No me gusta sonar “autoayudesca”, me chocan esas frases como “son un ejemplo para el país y el mundo”, así que no las usaré sin comillas, ¡nunca lo haré!. Pero señores, en serio esta gente es superada. Ellos no están esperando a que les devuelvan lo que les quitaron, ni que las cosas caigan del cielo porque el cielo se las debe (aunque yo si creo que deberían de lloverles un par de compus como para reparar un pelín el daño).

Ellos, desde que inauguraron su preciosa sede, se comprometieron a dudar, y ese ha sido el secreto del trabajo tan alucinante que hacen, es por esa razón que se hacen llamar ¿Mmh?, porque se permiten preguntar y preguntarse mil veces absolutamente todo, eso dicen ellos, métanse en su página y ahí lo verán.

Yo no, yo pienso diferente. Yo pienso que Mmh es otra cosa, y por eso me doy el lujo de quitar los signos de interrogación porque para mí no es una pregunta, para mi Mmh significa Más mejores humanos, porque sin duda, son más mejores que muchos.

martes, 15 de junio de 2010

Las Letras me abandonaron

Hace unos meses salí de paseo con las Letras, organizamos un día entero juntas, así que teníamos que buscar diversiones varias para pasarla bomba.

En la mañana salimos a desayunar a un lindo lugar cerca de la casa por ahí por La Boyera. Como éramos muchas tuvimos que esperar por mesa y cuando nos sentamos todas pedimos café, jugos naturales y cosas ricas para comer. Mientras llegaba la orden, conversábamos de muchas cosas, discutíamos sobre temas interesantes, nos reíamos de nuestras tonterías de amigas locas y criticábamos a todos los mal vestidos (en verdad se lo merecían por mal vestidos). Como estuvimos ahí mucho rato entre chácharas, croissants y cigarros, se llegó el mediodía, así que pedimos la cuenta, pagamos y nos fuimos.

En el carro íbamos todas apretadas, pero cantábamos canciones para disminuir un poco la roncha. Lily Allen, sin duda, fue una de las favoritas.

El siguiente destino fue el Tolón, para hacer algunas compras. La primera parada obligada fue ZARA. Obviamente nos probamos todo y terminamos comprando una camisetica blanca para sentir la satisfacción de salir aunque sea con una bolsita. Luego pasamos por las librerías a ver qué se nos pegaba, pero al ver los precios ellas me hicieron recordar todos los libros que tenemos en la biblioteca, que todavía no hemos leído, así que seguimos nuestro camino.

El Centro Comercial estba como full, así que salimos, atravesamos la Av. Ppal. de las Mercedes y nos sentamos en la Plaza Alfredo Sadel a ver a la gente pasar y a comer raspa'os de colita. Estando ahí, lo observábamos todo con atención tratando de capturar un buen momento. Hubo un par que casi valieron la pena. Se acercaba la hora de irnos, así que buscamos el carro y nos fuimos al lugar donde somos realmente felices: El Municipio Chacao.

Dejamos el carro en el Centro Plaza y comenzó la excursión. Primero la Francisco de Miranda, luego Altamira, La Castellana y Los Palos Grandes. Luego fuimos a almorzar en un restaurancito italiano muy rico; no recuerdo el nombre, pero la entrada tiene un toldo amarillo y una puerta de madera. Al salir de allí atravesamos toda la Plaza Francia y entramos un ratico en La Estancia, para no perder la costumbre. Nos quitamos los zapatos y nos acostamos en la grama. Por un rato jugamos a encontrarle formas a las nubes; yo vi un rinoceronte con patas mecánicas, volando sobre un dirigible. Cuando el sol se empezó a esconder, decidimos irnos. Ya en el carro, todas buscamos la manera de maquillarnos y de ponernos bellísimas a pesar del apretujamiento, para ir en busca de unos merecidos cocteles, así que nos encaminamos rumbo a La Beat (como siempre) a tomar Margaritas.

Como era temprano, pudimos agarrar todas las mesas de la terraza, menos mal. Brindábamos enloquecidas, hacíamos recuentos de la jornada y de lo bien que la habíamos pasado. Ellas se burlaban de mí, decían que estaba prendida sólo porque me quedaba callada a veces y luego me reía sin razón. "Soy feliz cuando estoy con ustedes" les dije y todas me abrazaron. Luego de unas cuantas Margaritas, nos fuimos a la casa, nos lavamos la cara, nos cepillamos los dientes, nos pusimos la pijama y nos acostamos a dormir. A la mañana siguiente me despertó un antipático rayito de sol que se colaba por la cortina. Me levanté contenta y con ganas de pasear otra vez. Me bañé, me vestí y salí corriendo para invitarlas, pero ya no estaban "quizás fueron a comprar el desayuno" pensé, las esperé... y esperé... y esperé... Nada. Todo estaba en silencio. Todo estaba vacío.

Yo no podía evitar sentir miedo y a la vez un poquitico de esperanza de que en cualquier momento volverían con pan, queso, jugo de naranja para el desayuno y un lindo plan sorpresa para ese día. Nada. Realmente se habían ido. No les importó lo bien que la pasamos, lo mucho que nos divertimos y el cariño que siempre les tuve. Se fueron y me dejaron sin nada. Sin letras me quedé muda, sin nada qué decir... Sólo páginas en blanco, tristes y calladas.

viernes, 21 de mayo de 2010

Amor amarillo... y de todos los colores

Escuchando "A merced"...

Hoy me topé con el post de un blog que me rompió el corazón en mil pedazos y creo que ustedes deben leerlo también antes de continuar... Gustavo y los nuestros

Me trajo recuerdos, me trajo nostalgia y me dejó con un sabor agridulce en los labios.

José Urriola, el autor de la entrada, me hizo recordar mi primer walkman, ese que era rojo y que tenía más volumen que el de mi hermana, ese que hizo cantar a Cerati junto a Soda en los inocentes oídos de una niña de 7 añitos. Recordé el LP de Canción Animal en el piso, junto a una lata de Pirulin un miércoles por la tarde en compañía de Fer y de mi número 1. Recordé mi uniforme del colegio y el patio del recreo. Me recordé caminando por la cancha Multiusos (así se llamaba) viendo como todas las niñitas saltaban a la cuerda, jugaban al avioncito o a chicle+chicle. Todo eran tan trivial, tan efímero, pero en compañía de "Sueles dejarme solo" o "Un millón de años luz" era casi poético. Era un episodio decadente, en el que yo era la protagonista sin siquiera darme cuenta.

Recordé todos los primeros de enero en Mérida ¿cómo no recibir el año escuchándolo(s)? y todas esas madrugadas en las que yo era Cerati y esos tonos bajos imposibles de lograr, que terminaban en interminables ataques de risa (no pude jamás cantar como él). Recordé mi primer ejercicio en las clases de teatro, en la que debíamos escoger un texto y yo elegí "Bocanada" para la audición (y me aceptaron).

También recordé, como dice José, todos los chicos que demostraron cualquier tipo de interés por mí, después de haber intercambiado gustos musicales y llegar al tema de Soda y de Cerati. Así como una frase que alguien me dijo una vez y que me marcó para siempre "si existe una persona a la que no le guste Soda, seguramente será alguien en quien no puedas confiar". Recordé a mi Pequeña, esa que disfrutó el concierto "Me verás volver" tanto como yo (y conmigo), porque para el de la separación 10 años antes, nadie quiso llevar a un par de enanas al Poliedro.

Recordé mi "Colores Santos" original, que emoción fue recibir ese disco. Me lo regaló un chico que me gustaba y eso le daba más valor. Lo mandó a traer de Buenos Aires, fue un excelente regalo. Tiempo después me lo robaron y el chico desapareció... Al cabo de unos años volvieron a regalármelo, esa vez tuvo muchísimo más valor.

Recordé mi viaje a Buenos Aires (qué bien la pasamos), no sólo porque sentía que iba a ver a Cerati en cualquier esquina (y en cierto modo así fue), sino porque pude recorrer la gran Av. Alcorta, la que deja una cicatriz sin haber lastimado.

Recordé ese concierto en el Teresa Carreño, luego del examen de admisión en la UCV. Yo estaba en primera fila para el Bocanada Tour, esa entrada fue un regalo de cumpleaños y fue increíble. Mientras que esperábamos a que empezara, saqué un lápiz y un papelito en el que escribí lo siguiente: "Gustavo: he crecido contigo y me has enseñado muchas cosas. Eres mi maestro y el de muchos", me lo guardé en el bolsillo del pantalón y esperé el momento perfecto. Cerati se acercó y se lo di, él se dirigió hacia el micrófono y dijo: "me acaba de 'shegar' un fax"... Casi me muero... Lo leyó en silencio y me hizo una seña con el pulgar mientras me picaba el ojo. Sólo tenía 17... Ya pasaron 10 años más y recuerdo ese momento como si hubiera sido ayer.

Recordé todas aquellas madrugadas interminablemente divertidas de Diseño Gráfico, esa carrera que no estudié, pero como que si lo hubiera hecho, en compañía de su música. ¿Te acuerdas Fer?... Demasiada fiebre con Amor Amarillo.

Recordé aquellas noches de libros, cigarros y café... Era sorprendente ver la diferencia entre La Divina Comedia sin él y La Divina Comedia acompañada de él... Rara la combinación, pero funcionaba. Años hippies aquellos, de inciensos y adolescencia llegando a su fin.

Son tantos recuerdos en los que siempre estuvo él. Sus letras, que se reinventan solas, conforme pasan los años. Sus solos de guitarra indescifrables y perfectos. Su linda nariz. Su historia. La mía. La nuestra... La que construimos por separado y esa que nos une.

Me despertaste al mundo... Me enseñaste el amor en todos sus tonos, desde el amarillo más brillante hasta el negro más oscuro, y todavía sigo descubriéndole (o descubriéndote) matices.

Levántate... La vida sin tus colores ya no sería la misma.

miércoles, 19 de mayo de 2010

Me tiene preocupada

La salud de nuestro gran Cerati.

Espero se recupere prontito.

Creo que vi a Lucy

Después de tanto tiempo sin escribir y de tratar por todos los medios de hacerlo sin ningún tipo de éxito, llegó el día más esperado del año: 15 de mayo de 2010.


Si Lucy es un personaje, un ser con diamantes en el cielo y ojos como caleidoscopios…

Si es una musa de esas que constantemente desafía la gravedad y desaparece sin que nadie pueda detenerla… creo que la vi el sábado pasado.


El lugar se prestaba para la ocasión. Una montaña muy muy alta, muy muy verde, muy muy fría. Una neblina densa y blanca y mariposas por todos lados. La noche estaba oscura y a ratos llovía… a veces mucho, otras no tanto. Las luces hacían líneas en el aire, dibujando brillos en las nubes. Se respiraba un aire limpio y el espacio era muy amplio.


Mis sentidos estaban atentos. Mis oídos expectantes, mis ojos atentos y un poco ciegos de no ver nada. Sólo esperar con paciencia y de la nada ahí estaba el sonido de sus seis cuerdas… impecables.


Todo era tan perfecto que me daba angustia recordar que no puedo formar parte de algo tan puro y que aunque trate de comprender por todos los medios, casi sufriendo de ignorancia, nunca voy a entender el pentagrama. Admirable y dulcemente doloroso. Como siempre me han gustado las cosas. Yo estaba feliz y sin embargo lloraba.

Explosiones de luciérnagas, destellos por todos lados y una chispa me encendió. Yo estaba sostenida en el segundo perfecto y justo ahí, sin moverme, recibía sin remedio todas las imágenes que venían a mi mente.


Al día siguiente me desperté queriendo recordarlo todo, de poner sobre un papel cómo es que había visto a Lucy y cómo ella me había mostrado el camino hacia la luz, pero me quede en stand-by. Cuando quise incorporarme, ya todo se había ido.


Me parece que vi a Lucy. Todavía no sé si fue una ilusión.

jueves, 13 de mayo de 2010

Me pone triste...

Tener tanto tiempo sin escribir.

sábado, 24 de abril de 2010

Es una linda iniciativa

Paseándome por los blogs que visito regularmente, me encontré con algo realmente increíble.

Aquí les dejo los links para que lo vean por ustedes mismos.



Sólo me queda agradecer a La Perfecta por incluir al Rinoceronte de América Latina en este proyecto tan finísimo, esperar el afortunado encuentro con un buen libro en algún lugar de Caracas y terminar de leerme alguno pronto, para luego poder compartirlo con ese extraño tan amante de las letras como yo.

miércoles, 14 de abril de 2010

El Oficio de Escribir

Porque escribir de escribir nunca es fácil…

Después de haber leído tanto, aunque no tanto como yo quisiera, después de haber elegido una carrera como Letras y después de haber encontrado entre mi ropa una serie de cuadernos llenos de buenos y malos textos (en su mayoría malos), era más que obvio para mí que escribir es el oficio, el ejercicio y el hobby que mejor me queda.

Los intentos por escribir algo realmente bueno casi siempre han sido fallidos, por la inconformidad que siento al haber terminado algo y llegar a conclusiones y juicios duros, pero que inevitablemente hay que hacer: “esto no quedó como yo pensaba”, “nadie nunca debería leer esto”, “aquí no debí poner que el gato era verde sino azul o ¿será que el gato debió haber sido una jirafa y nunca un gato?”. Las posibilidades de la escritura son infinitas y los juicios también (sobretodo los propios), sin embargo, es algo que me encanta hacer; el producto terminado es gratificante porque por fin quedó, pero para mí lo lindo es todo el proceso, justo como está ocurriendo ahora.

Es realmente delicioso tener ideas todo el tiempo. Sería mucho mejor si tuviera un lápiz en la mano derecha, en vez de un dedo índice y una hoja en blanco, en vez de una memoria traicionera.

Las ideas, traicioneras también, suenan muy bien en el silencio del momento en que se despiertan, pero la batalla para ponerlas en el papel siempre ha sido a muerte y casi siempre muero yo. No quisiera caer en lugares comunes y mucho menos provocar lástima (ni la del lector, ni la mía), sólo creo que toda manifestación de algo, siempre luchará por ser perfecta y sus creadores así lo perciben. La exigencia forma parte del desafío y siempre será la parte más difícil.

Dedicarme a esto y obligarme a hacerlo por mi cuenta todos los días, siempre será una angustia necesaria, deseada y por supuesto deseable. Andar corriendo detrás de las musas para poder atrapar alguna es agotador, mucho más aún si ellas (muy burlonas) no se dejan atrapar con facilidad y es por eso que, para dejar el juego, debo ser más dedicada y menos cómoda, debo convencerlas de venir (nunca por la fuerza) a sentarse y conversar un rato.

El oficio de escribir es fascinante y cuando trata bien a quien lo practica es fluido como el agua, es como una palabra infinita escrita con letra corrida. El mundo, la gente y las cosas estarán ahí hasta el fin de los tiempos para ser descritas, admiradas, rescatadas del olvido; siempre habrá tinta y espacios vacíos en los que se pueden derramar recuerdos, ficciones, sueños (hasta lo más oscuros) y si están ahí, mi deber como aprendiz es usar y abusar de ellos.

martes, 6 de abril de 2010

El KINO será verdad?

Es que según entiendo, el papelito ese está carísimo, pero estoy así como necesitando millones y millones de los fuertes.
Si alguno de ustedes lectores se lo ha ganado agradecería el testimonial.

OJO: no se vale al amigo de un sobrino que es el novio de la madrina del señor del abasto.

Gracias!

Llegó la gente…

Es increíble lo diferente que se ve Caracas hoy, no es que haya cambiado demasiado, digamos que en apariencia es la misma cosa, me refiero a lo distinto que es su comportamiento cuado llegan los “temporadistas”.

Hace una semana exactamente se respiraba un silencio típico de los “asuetos” y atravesar la ciudad desde El Hatillo hasta Altamira era cosa de quince minutos más o menos. Increíble, pero cierto.

Decía que justamente hoy Caracas amaneció diferente, porque es verdad; algo raro sucede los lunes después de vacaciones, nadie sabe si la gente decide tomarlo como un día libre más o si todo el mundo se queda dormido, después de haber llegado a las mil y quinientas de un largo viaje por carretera la noche anterior. Lo cierto es que los lunes después de vacaciones la ciudad sigue como vacía. Ya los martes es otra cosa: el corneteo furioso, el gentío en la calle, el tráfico de siempre.

Esto probablemente ante sus ojos (y los míos) sea más de lo mismo y así es, pero no podía dejar escapar la oportunidad de contarles las consecuencias de estas cosas.

Cuando uno hace un viaje muy muy largo en carro, las probabilidades de encontrar pequeños cadáveres de animales es altísima, es algo doloroso, pero muy normal y muy común. Una vez escuché a alguien decir que los perros muertos al borde de una calle son producto del suicidio, me llamó bastante la atención; ¡claro!, tiene todo el sentido del mundo, si son pobres perritos hambrientos que no tienen donde dormir ni nada, eligen lanzársele a las ruedas de un carro y terminar con su sufrimiento (pobrecitos), pero es una interesante observación y siempre pensaré en eso cuando los vea ahí, como ese ser que ya no es perro, ni es vida, ni es nada.

Volviendo a los cadáveres. Una cosa es verlos a 80 ó 100 Km/h, lo divisas de lejos, te le acercas (porque no te queda de otra, está en la vía), curioseas un poco para diferenciar la especie, volteas rápido para no ser tan masoquista y al cabo de unos segundos ya le dejaste el pelero. Nada agradable. Luego, un silencio breve por el desgraciado animalito y a otra cosa mariposa (suena feo, pero es la verdad). Pero peor es caminar con la resignación de siempre, esa sensación de “la calle es un basurero, pero no hay nada que hacer” y conseguirte con el muertito ahí, al lado de la acera por la que tus pies están pasando. Era un gatico. De lejos parecía blanco con manchas negras o negro con manchas blancas y tenía a su lado todas las cositas que, antes del accidente, lo mantenían vivo. Me pareció muy extraño, (¿un gato?) y muy triste la verdad. Me pareció terrible que su última vida se la haya llevado un despiadado “temporadista”… el día que llegó la gente.

martes, 23 de marzo de 2010

El Parrillero

No es el sujeto que hace la parrilla, no.
Es el tipo que se sienta en la parte de atrás de una moto, es el copiloto del motorizado. Pero este post no está dedicado a cualquier parrillero, sino a uno en particular, está dedicado al carajo ese, al padre de mi nueva hija: mi querida Paranoia.

En fin esta carta es para ti.

Sr. Parrillero (dos puntos)

Yo sé que usted no debe tener ni la mayoría de edad en muchos de los países del mundo, así que empezaré por tutearte. Dejemos clara una cosa: entre tú y yo no existe ni una boronita de respeto. Es importante poner las cartas sobre la mesa, porque tú me tuteaste primero. Yo creo que debiste haber dicho “deme la cartera” o no, mejor hubiera sido “por favor ¿me da su cartera?”, aunque sólo te hubiera perdonado si nunca me la hubieras pedido. Así tu te habrías ido con tus zapatotes de marca para otro lado, yo nunca te habría conocido y no andaría por ahí como una enloquecida creyendo que te veo en todas partes.

¿Sabes qué me molesta de ti?, me molesta que tú creas que yo tengo la culpa de tus desgracias, que si tienes cinco muchachitos con una mujer (o con cinco) es porque yo tuve una buena educación y tú no, que si yo estudié para tener un trabajo con el cual ganarme una quincena para comprarme una cotica en Sabana Grande y tú no, es porque yo nací con estrella y tu estrellado. ¡Flojo mental!, tú si que eres bien fresco (y con este calor que está haciendo). Yo tampoco tengo la culpa de querer ser más grande, de tener buen gusto musical y cinematográfico; yo no tengo la culpa de querer tener una vida y si tú sientes que no tienes una… eso tampoco es culpa mía.

Me parece que eres injusto y muy cómodo. Tú crees que te puedes igualar a mi apuntándome con un arma; pues déjame decirte una cosa: una balita de esas tuyas es mucho más grande que cualquier aspiración que yo pueda llegar a tener, así que no busques igualarte con nadie de esa forma.

La verdad no te agradezco la rabia que me tienes sin yo haberte hecho nada. Tampoco te agradezco que pienses que no sólo yo tuve el derecho de elegir dónde nacer, sino además de tener el poder de decidir dónde es que ibas a nacer tú.

¿Por qué mejor no te pones a estudiar? Y no me salgas con el sermoncito repetido de que las oportunidades no son iguales para todos. Eso es muy fácil. Yo también podría salir a la calle de noche a asustar a la gente y a quitarle las cosas que tanto esfuerzo les han costado, pero mi querido parrillero, es ahí donde justamente tú y yo nos diferenciamos. A ti te gusta levantarte tarde con el ratón del día anterior, te gusta ser un parásito, un mantenido; también te gustan las cosas caras, de marca, pero no te gusta tener que quemarte las pestañas todos los días, ocho horas para podértelas comprar. Yo en cambio, todos los días me levanto a las 6:00 a.m. y no te voy a negar que me quejo y me quejo, que me da flojera, pero igual me baño, me visto y salgo de mi casa para llegar puntual al trabajo y cumplir con el horario; porque a mí también me gustan las cosas caras y si tú crees que por quitarme las mías somos iguales, está bien, ni modo, pero algo sí te voy a decir: por más de que arriesgues tu vida para conseguir lo que quieres, NUNCA vas a sentir lo que siento yo cada vez que compro algo o que decido ir a un restaurante, para no tener que cocinar.

Lamento mucho que te dé envidia. Lamento también que creas que para ti sea imposible surgir, estando sano y completico. Trabaja mi rey, trabaja y después hablamos. Suda las gorritas esas que te gusta ponerte y después dime qué se siente que venga un desconocido a quitártela… Y no me malinterpretes, no son las cosas, esas no valen nada, no tienen vida y se reponen; pero todo lo que hiciste para conseguirlas y esa extraña calma que sentías caminando por Caracas, eso si que no tiene precio y eso también me lo quitaste.

Que te aproveche la cartera con todos los jugueticos que tenía adentro, ojalá y hayas logrado un par de lucas para redondear los próximos zapatos, ojalá y esa noche hayas celebrado con una botella de Venta-Ron y unas piedritas para quitarte el mal sabor de la boca, ese que me gusta pensar que te quedó, después de haberte metido conmigo y mi tranquilidad.

Todo bien viejo. Aquí estoy, viva (cosa que te agradezco) para poder seguir sintiendo ese vacío negro en el estómago cada vez que te reconozco en todas las esquinas de Caracas.

viernes, 5 de marzo de 2010

Con miedo

Era de noche, pero no era muy tarde. La hora exacta no la sé porque hace años que dejé de usar reloj en la muñeca, y sacar el celular de la cartera mientras voy caminando nunca ha sido una opción.

Por alguna extraña razón yo iba viendo hacia el piso, debe ser porque cuando es de noche me gusta ver lo altísima que es mi sombra. Recuerdo que también me miraba los zapatos, eran unos Converse negros que avanzaban a buen ritmo. Mi delirio de persecución comenzó a activarse con el rugido metálico de una moto que se acercaba; qué desagradable esa sensación de incertidumbre que se fue junto con la moto. “Ya todo pasó” pensé, lo que no me esperaba era que todo estaba a punto de pasar.

Mi hermana y yo avanzábamos, creo que ninguna corrió porque ambas, en el fondo, pensamos lo mismo “una bala corre mucho más rápido que yo”. El rugido metálico volvió y con él la diáspora de todas mis esperanzas; la moto frenó justo a mi lado “aquí fue”, una frase terrible que sólo escuché en mi cabeza y que nunca salió por mi boca. Un segundo en el que no pasó nada y otro para que la moto avanzara unos tres metros. Ese pequeño trayecto me hizo pensar, como la inocente que suelo ser, que yo era una paranoica. Ese fue otro segundo de oxígeno que tome angustiosa; la exhalación que la acompañó ya no se escuchaba; fue opacada por otra voz, por un imperativo impactante, un cúmulo de palabras que, pronunciadas por un extraño, suenan a una calibre algo a punto de ser detonada: “Dame la cartera”. Eso fue lo que dijo.

Mi primera reacción, si mal no recuerdo, fue tratar de mirarlo a los ojos y de verlo bien, pero ya su mano firme estaba alrededor del asa de mi cartera. Sí, sus nudillos estaban ahí, justo donde el sol alguna vez dibujó unas cuantas pecas. Yo escuchaba una voz en mi cabeza (la mía) que me repetía “dásela”, pero lo que dijeron mis labios fueron otras cosas, cosas que no debí haber dicho y que me persiguen a diario “no te la voy a dar, porque no tengo plata”. Nunca entendí cómo fue que el extraño desistió sin haberme apuntado; sólo hizo falta un parpadeo de mis ojos inundados de miedo, para verlo junto a mi hermana.

Ella es más inteligente, más calmada, más zen. Ella ya había renunciado a la idea de llegar con su linda cartera negra a la casa, porque su cerebro es más rápido que la luz, sin embargo el tipo perdió la paciencia y con un movimiento rabioso terminó por quitársela. Mi hermana, la de la hermosa voz ronca y con personalidad equilibrada, creo que abandonó por un segundo a la persona que estaba ahí y que era igualita a ella, porque de su garganta salió un grito agudo y desesperado, uno que ni en su peor pesadilla había podido entonar. Yo no sabía si había sido de dolor y si le habían dislocado el brazo; para mí esa que había gritado no era ella, ese fue de los treinta segundos en que ocurrió todo, sin ninguna duda, el peor. Alguien había venido de la nada y sin ninguna razón lógica le había hecho daño a mi hermana.

Ambas sabemos que todo pudo haber sido mucho peor. En este momento yo estoy tratando de reconstruir los acontecimientos para mí y para ustedes; y del otro lado de la ciudad está mi hermana, mi clon, mi otro yo de ojos verdes, trabajando y esperando a que yo me digne a publicar algo nuevo. (Fer aquí está, aunque no sea un post feliz).

Las dos estamos completas y eso es de lo único que me agarro para no quebrarme como un cristal muy fino. Ella, como es más inteligente (eso ya lo dije), creo que ya superó el susto. Ella es así, una persona de oro que está en un nivel que nosotros los simples mortales nunca llegaremos a alcanzar y yo sólo la admiro callada, soñando en el día en que sea como ella; ese lindo día soleado en el que ya haya salido de mi estado de shock.

El día Maldito

Así es el nombre de mi nueva etiqueta y se refiere al sábado 27 de febrero de 2010, cuando mi hermana y yo fuimos atracadas por un motorizado y su parrillero.
Debo confesar que desde que ocurrió he desarrollado varios trastornos y pienso ahuyentarlos escribiendo la mayor cantidad de cosas que tengan que ver con tan desafortunado suceso.
Esperemos que más que simples demonios, sean piezas que valgan la pena publicar en el blog. Vamos a ver.

viernes, 22 de enero de 2010

Qué pasa?

Cómo es posible que vaya a comprar entradas para el cine y suceda lo siguiente:

Yo: hola buenas tardes, me das tres entradas para x película, por favor.
Tipa* de la taquilla: (cito textualemnte) "GOTADAS".
Yo: (pensando) esta jeva se volvió loca!!!!!!!

En mi trayecto de regreso, meditando y meditando, tratando de descubrir el por qué de mi descontento, caigo en cuenta. Claro! me digo a mi misma: "Mi misma lo que ella quiso decir fue: buenas tardes señorita. Disculpe pero en este momento las entradas para esa función se encuentran agotadas".

Hasta cuando me sigo imaginando situaciones ideales en mi cabeza?. Es mejor comprar las películas quemadas en la Guairita. Me ahorro varios fuertes y unas cuantas arrecheras.

*Discúlpenme pero ese ser no es ninguna señorita ni nada parecido.

jueves, 21 de enero de 2010

Mandamiento #7 para sacarme de quicio

Los PUERCOS que escupen en la calle.

Señores o se tragan su pollo o vean a ver que hacen, pero eso no tengo por qué verlo yo!

lunes, 18 de enero de 2010

Una niñita

Han pasado tantos y tantos años e inexplicablemente te volviste a convertir en una niña. Tuviste hijas que a su vez tuvieron hijos y tú ahora eres una niña.

Lo has ido olvidando todo y aunque dicen que montar bicicleta NUNCA se olvida (y es verdad) tú ya no puedes montarte en una; menos mal que recuerdas a la perfección cómo se juega con una muñeca, así ni tú ni ella se sentirán solitas. Tú y ella compartirán un silencio que sólo ustedes dos entienden y eso será suficiente.

Siempre serás inquieta y siempre te preocuparás porque todos usemos suéter, porque no salgamos a la calle con el pelo mojado y porque no nos sentemos en el piso... como siempre. Nosotros? nosotros nos preocuparemos por todo lo demás. Tú de eso no te preocupes.

Han pasado tantos y tantos años, el tiempo pasó y te cambió todo. A nosotros también. Pero no importa, al final en algún momento todos nosotros fuimos tus niñitos y ahora tú eres la niñita de todos nosotros.

Tú sabes que eres tú.
Tú sabes que soy yo.
Tú sabes que te quiero mucho. Yo sé que tú lo sabes.


miércoles, 13 de enero de 2010

Cada vez peor

Desde que inauguré este espacio, siempre me propuse escribir cosas que me hicieran feliz, que me gustaran o que quisiera compartir.
Este espacio siempre fue un intento por encontrar un lugar feliz y realmente lo es, pero desde hace 13 días exactamente, siento que no hay un consuelo sólido, que me haga despejar dudas, angustias y preocupaciones.
Créanme, yo no quiero llenar mi tan querido blog con este tipo de cosas, pero a veces es necesario escribir lo que se piensa. En mi caso no es suficiente comentarlo con alguien, así que hoy (y prometo tratar de que sólo sea hoy) voy a violar mi espacio blanco y lo teñiré de gris, porque estoy algo triste, aunque yo sepa que ni ustedes, ni el blog, ni yo nos merezcamos todo esto.
Mis más sinceras disculpas.

A medida que van pasando los primeritos días del 2010, todo va siendo cada vez más terrible.
Todas las respuestas a mis preguntas, a mis peticiones y resoluciones para el nuevo año, hasta ahora, han sido negativas (ya se imaginarán ustedes por qué).
Hace unos escasos 15 ó 20 días habían planes ya hechos, decisiones ya tomadas. Volver de las vacaciones fue sólo eso, darme cuenta de que NO SE PUEDE, aquí nada se puede.
Conforme voy escribiendo se me va haciendo más difícil no hablar de lo que todo el mundo habla, pero siento una necesidad imperiosa de compartir con ustedes lo siguiente:



¡Esto se fue a la MIERDA!

Atte
Una venezolana