martes, 27 de octubre de 2009

De lo bueno poco

Este Post lo escribí el jueves 15 de octubre como a las 2:00 de la madrugada (luego de unos merecidos mojitos), pero no había tenido chance de subirlo.

Es raro encontrarse con la misma clase de belleza con tanta frecuencia, pero he tenido suerte y eso siempre es bueno.

En Caracas hay muy pocos sitios a los que se puede ir a disfrutar de un mojito, escuchar buena música, relajarse y ver rostros desconocidos; sin embargo, gracias a los dioses y a un par de panas con buenas ideas, existe un lugar muy cool cerquita de la casa y desde que abrió sus puertas para recibir a náufragos de concreto como yo, se ha convertido en territorio de confianza. Estoy enamorada del local.

El sitio tiene muchos encantos y desde hace un par de semanas, hay un encanto en particular que vale la pena ver. Sí chicuelas, el ejemplar es atípico y está en peligro de extinción. Lástima que el tema central de mi nota no sea él, sino el detallito que encarceló mi atención y más nunca la dejo libre. Vayamos al grano: sí, el local es finísimo y sí, ok, el tipo es HERMOSO, pero no es eso en lo que perderé mis letras, sino en la jeva pasadita en años que lo acompañaba.

Seamos sinceras. A nosotras siempre nos ha dado curiosidad cómo es el “culo” del príncipe, hasta tal punto que dejamos de verlo a él, para detallar (y criticar) hasta el último rincón de la señorita (o señora, no lo sabemos) en cuestión. Y si lo vemos solo, nos gusta imaginarnos que la afortunada es una tipa bellísima, con buen estilo, simpática y con cerebro. En conclusión, alguien difícil de vencer. La desilusión llegó a mi vida cuando vi a mi Adonis sobándole la piernita a “cualquier vaina”. Realmente lo de la edad no es tan importante, cuántas viejas tunneadas no hay por ahí que lucen muchísimo mejor que una quinceañera, pero cuando ves a la jeva del muñeco y descubres que no hace falta subirte con ella al ring de boxeo, porque ya la knockeaste, es cuando te das cuenta de que hay dos cosas que sí son ciertas:

1. La belleza está mal repartida
2. La suerte de las feas, las bonitas la desean

Felicitaciones Betty, definitivamente tu éxito y tu fama se las debes al merecido puesto que tuviste en el Cuartel.

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