jueves, 12 de noviembre de 2009

CINE MILLONARIO presenta: Mañana de sangre

Levantarse más temprano que de costumbre para no bañarme con totuma fue lo que desencadenó una serie de eventos desafortunados esta mañana. Cuando sonó el despertador me dio DEMASIADA rabia. Yo pude haber dormido más, pero no. A levantarse todo el mundo, porque en un ratico cortan el agua. Bueeeeeh, ni modo.

Me metí en la ducha a lavarme mi cara de perro y me di cuenta de que todas esas campañas publicitarias de jabones que te hacen ver “radiante” son puro bull. Sí, salí limpiecita como un sol, pero fúrica. Ni modo, resignación.

Quise arreglarme bonita, para ver si disimulaba mi descontento con tal día como hoy. Hice lo que pude y puedo decir que cumplí mi misión. Además, considero yo, que me vestí finísimo. Siempre que me pongo las franelas de mi hermana, es como un éxito de taquilla. Debe ser la sensación de peligro, mezclado con novedad. Mi closet tiene las mismas cosas desde hace millones de años y romper con esa maldición es casi como un sueño. Todo se estaba arreglando.

Al salir de la casa (literalmente de la puerta de mi casa), el sol me saludó y eso no me molestó, más bien terminó de despertarme de forma suave. No está mal. Procedí a ponerme mis audífonos y la combinación de Bowie con la bonita mañana, indicaba que las cosas siempre pueden mejorar… Mentira.

No entremos en detalle con respecto a la situación del país, ni los problemas con el transporte público. Sólo voy a decir que cuando tome la decisión de vender mi alma por un carro, todo esto habrá terminado. Llegó mi limosina y me subí sin chistar, ¿para qué pelear todos los días por lo mismo, verdad?. Me dispuse a pagarle al chofer y el bicho decidió pensar que era multitasking, él pensó que podía contar el vuelto y arrancar a la misma vez (si hubiese sido mujer nada de eso hubiera pasado, a pesar de lo mal que manejamos, según dicen… yo no manejo así que back off… por ahora), obviamente que mientras él pretendía hacerlo todo, en lugar de una cosa a la vez, metió el frenazo de su vida. Resultado: herida con objeto corto punzante de madera en la palma de la mano derecha. Sí mis estimados, con sangre y todo.

El viaje hacia el trabajo fue un infierno. Entre el dolor, la indignación, el calor y la gente, me provocaba lanzarme a la autopista y ya. Fue como un trayecto de una hora, que me pareció de mil setecientas cincuenta y ocho con treinta y dos. Una pesadilla. Ya la obstinación me hacía ver todo aquello que ya me parece normal, como una salvajada propia del venezolano y del caraqueño. Ya yo había superado esa etapa. Hace aaaaaaaaaaños me recluí en una especie de rehab center y me hice inmune a todo ese circo, pero como los adictos a cualquier droga, hoy exploté de nuevo y odié todo lo que me rodea. Nada de sol, nada de Bowie, nada de pajaritos cantando, ni de un buen look para arreglar la cagada de jueves.

Uy no!!!!... Malísimo!!!!

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