lunes, 30 de noviembre de 2009

Una tipa con suerte

Seguramente tú debes ser de esas personas que dice “yo nunca me gano nada”, cuando participas en una rifa y si no eres tú, entonces conoces a alguna que lo dice mucho o a muchas que lo han dicho al menos una vez. Yo lo decía siempre. Hasta el sábado pasado. He aquí mi historia.

Como todos los fines de semana, me reuní con mis bitches. Esta vez el plan no era el bar de siempre, sino algo más sofisticado, más culturizador y mucho más caro, les estoy hablando de FUERZA BRUTA. Pues sí, nos fuimos para allá a ver de qué iba el asunto y ALUCINAMOS. De verdad es algo que vale la pena ver.

Hasta ahora no he podido encontrar una palabra que defina a FUERZA BRUTA. No es una obra de teatro, tampoco un evento, mucho menos un circo. Imaginen una rumba con performance incluido (o al revés). Es una loquera bellísima y surrealista. Probablemente haya nacido del mejor sueño que un genio tuvo alguna vez, porque es indescriptible.

Estando ahí me di cuenta de que todo como estaba, era perfecto (excepto por el roce social con el veneco wanna be, pero ese es otro tema) el baile, la sangre, el agua, la rabia, la euforia, el aire, la música, TODO.

Y es que en FUERZA BRUTA todo puede pasar. Lean bien TODO PUEDE PASAR, lo que jamás imaginé es que lo mejor de lo mejor me iba a pasar a mí.

Yo estaba fascinada viendo todo. No era sólo todo lo que ya he dicho, sino que además debo agregar que siendo una producción argentina, los actores/bailarines, obviamente también eran argentinos (no hace falta que en este post volvamos a ese tema, porque aquí he dejado muy en claro en varias oportunidades, lo mucho que me gustan). Era sencillamente increíble y yo estaba precisamente en el lugar preciso.

Probablemente me veía comiquísima con mi boca y mis ojos bien abiertos de la impresión (como me veo siempre que algo me gusta requete muchísimo) y debe haber sido eso el centro de todo, porque de la nada el argentinito más lindo me tomó de la mano y me sacó de la multitud. Ya no era una oveja más del rebaño, no; yo me dejé llevar y llegué a una de las tarimas. Era como un andamio al que subí sin titubear y allí me encontré con tres chicos del elenco y dos elegidos más. Una vez ahí, el objetivo era bailar y yo brinqué como una loca. Demasiado emocionante mis estimados. Estando ahí arriba se me olvidó todo y me sentía gigante viendo como todo el público bailaba igual que yo. La emoción duró poco, pero fue mejor así; de lo contrario mis bitches hubieran tenido que llamar a Rescarven y sacarme en una ambulancia.

Lo que vino después fue igual de increíble, tanto que las cuatro salimos empapadas. Ah sí, es que además de todo, al final llueve dentro de la carpa, mientras suena una música que te obliga a moverte sin sentido alguno. Supongo yo que esa es la estrategia para terminar de tripear y salir de allí un poco más tranquilo.

Fue una experiencia inolvidable y mis niñitas pueden dar fe de eso.

Más nunca voy a decir “yo nunca me gano nada”, porque me saqué el mejor premio en FUERZA BRUTA-L.

1 comentario:

  1. muy buenoo lo tuyo.. la verdad lo pudiste espresr muy profundo jajaja, mucha suerte!!!

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