miércoles, 16 de septiembre de 2009

Cinco palitos y un circulito

(sin doble sentido)

Estaba viendo a una niña chiquitica (no de contextura, sino de edad, unos 4 años a lo sumo) sentada en un piso blanco muy blanco. En mi imagen la niña está rodeada de creyones, de pinturas, de pinceles y tiene en frente una gran hoja de papel bond. Ella la contempla silenciosa, y silenciosa toma un pincel de color rojo, lo introduce en el tarrito de pintura verde, luego lo coloca lentamente sobre la superficie y comienza a pintar. Hace líneas curvas muy fluidas, líneas rectas muy perfectas. La precisión de su trazo es impecable. Mis ojos siguen los movimientos de su manito y a ratos me distraigo viendo los hoyitos que tiene en los nudillos. No alcanzo a verle el rostro, pero reconozco las expresiones de su cara… Tiene los ojos grandes como yo… Tiene el pelo castaño oscuro como yo… Es cachetona como yo… Y tiene una boquita pequeñita, como la que tengo yo… Son las seis y un minuto y en la ciudad capital amanece con un sol radiante… Abro los ojos, me siento en la cama, pongo los pies en el piso frío y me quedo pensando un ratico en la niñita. Se parecía mucho a mí, pero esa no era yo. No sé, siento un vacío extraño… Al fin y al cabo yo sólo sé dibujar un muñeco que tiene cinco palitos y un circulito.

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